Esta es otra de esas historias de vaca buena/vaca mala. Típico. Pandora es negra y notablemente más grande que Lola. Cara de
vaca, cuerpo de vaca, patas de vaca, incluso cola de vaca, lo normal -para una
vaca-. De vez en cuando abre la boca, saca la lengua y balancea cadenciosamente
su cabeza, de ese modo llena sus lomos de saliva y espanta las moscas. No conozco
su historia personal, pero no se atisba ni una pizca de piedad o ternura en sus
ojos morochos. No entiende los mimos que ridículamente le
doy. Indiferencia pura. Y a mí me duele porque yo, por un momento, quiero
sentirme la mujer que susurra a las vacas. No da. Sin embargo, entiende
perfectamente de dónde sale el choclo que le damos y, cuando te descuidas, te
atora la puerta del almacén con toda la complexión vacuna de la que dispone.
Detrás de ese caparazón de hierro se encuentra un corazón que bombea granos de maíz dulce.
Y detrás de eso no parece haber nada más. Llega
puntual a ser ordeñada y, ambiciosa, solicita el pago por adelantado. No
parece que le guste ser ordeñada (y ¿a quién si?), pero es el coste de su adicción.
Todas lo tienen. De vez en cuando cruza su pata por delante de las ubres
en señal de protesta. Por supuesto, en cuanto traga el último choclo cabecea y
patea para que le des más: La leche no es un regalo, por si no te quedó claro. Toma
un tiempo y una pala alejarla del lugar a gritos. Después llega
el turno de Lola. Por Darwin que es más chiquita y sumisa. Lola es una dulce,
se deja hacer, tiene menos leche y más paciencia, soporta que le estrujen incluso
algunos segundos después de haberse terminado la comida. Todos amamos a la Lola
porque es fácil hacerlo. A Pandora no la entiendo, no entra en el rango humano de
amabilidad, no es suave, es una jodida, es mala leche, pone sus límites,
vive su vida de vaca como lo que es. Me descoloca, me incomoda, intento
entenderla, pero no sé. La verdad es que prefiero ordeñar a Lola, es un descanso. No obstante,
al final de la jornada, la que se queda en mi cabeza, con la que sueño, la que se mete de
alguna forma en mi vida, es la negra Pandora.
Si será jodida.